En una reciente conversación con el diario Corriere della Sera, el monseñor Anselmo Guido Pecorari compartió una curiosa anécdota ocurrida en la residencia Santa Marta, lugar donde se alojan los cardenales durante el Cónclave. “Es como un hotel y por eso hay que tener cuidado”, advirtió el religioso.
Pecorari relató que un cardenal extranjero, cuyo nombre prefirió no revelar por tratarse de un “querido amigo”, creyó que el contenido del minibar era gratuito. Con esa idea en mente, invitó a algunos colegas a su habitación para compartir un momento de conversación tras la cena. La reunión fue tan animada que, según contó el monseñor, “rápidamente terminaron todos los licores en miniatura del frigobar”.
La sorpresa llegó al día siguiente, cuando el cardenal descubrió que los productos consumidos habían sido cargados a su cuenta. “Sólo entonces los encontró en su cuenta y se molestó”, concluyó Pecorari, provocando risas y comentarios sobre los pequeños descuidos que pueden ocurrir incluso entre los altos prelados de la Iglesia.