La Araucanía enfrenta una grave crisis ambiental debido al colapso del 90% de sus vertederos y rellenos sanitarios, lo que genera un gasto anual superior a 24 mil millones de pesos en gestión de residuos. Recursos que podrían destinarse a mejorar la calidad de vida en una de las regiones más vulnerables del país. Ejemplo de esta crisis es el cierre de los vertederos de Cunco y Los Nevados en 2019, y del Relleno Villarrica en 2023.
Ante esta situación, los municipios se han visto obligados a trasladar los residuos a la Región del Biobío y la ciudad de Los Ángeles, incrementando significativamente los costos operativos.
Para abordar esta problemática, el movimiento ciudadano Solución Limpia impulsa y defiende la implementación de WTE Araucanía, una tecnología innovadora que permite la transformación controlada y eficiente de desechos en energía. Este sistema ofrece una solución sostenible para la gestión de residuos, alineándose con los principios de la economía circular y la generación de energía limpia. Modelos similares han sido implementados con éxito en países como Suecia, Alemania y Japón.
Marc Thiele, gerente del proyecto WTE Araucanía, explicó en detalle cómo esta iniciativa busca combatir la crisis de los residuos a través de la generación de energía, ofreciendo una alternativa viable y sustentable para la región.
¿Cuál es la solución que proponen con el proyecto WTE Araucanía?
— Efectivamente, tenemos una crisis de la basura en la región de La Araucanía. No solo aquí, sino en todo el país. Básicamente nos estamos quedando sin sitios para disponer de nuestros residuos sólidos domiciliarios, es decir, la fracción que no logramos reciclar, que sigue siendo la gran mayoría de la basura que generamos en nuestros hogares, el 99% termina en disposición final. Nos estamos quedando sin sitios adecuados para esto, lo que ha llevado a La Araucanía a trasladar más de la mitad de la basura a la región del Biobío, hasta Los Ángeles. En algunos casos, recorriendo más de 200 kilómetros.
—¿WTE es la única solución a la crisis de la basura?
La solución a este problema no es sencilla y se compone de varios pilares. Nuestra planta WTE no es la única solución, sino que es parte de una estrategia integral que busca aumentar las tasas de reciclaje. Para ello, existen políticas públicas como la Ley REP, que impulsan el reciclaje, y todos esperamos que en los próximos años estas tasas sigan aumentando.
Sin embargo, incluso en los países más avanzados, donde han trabajado en políticas públicas de reciclaje por más de 30 o 40 años, solo se logra reciclar entre un 50% y un 60% de los residuos domiciliarios. Esto significa que queda casi la mitad de la basura sin posibilidad de reciclaje debido a contaminación por otras fracciones de residuos, o por la falta de un mercado viable para su reutilización.
Para esta fracción no reciclable, existen solo dos alternativas, enviarla a disposición final en rellenos sanitarios o vertederos, lo que es menos deseable, o valorizarla energéticamente en plantas que la conviertan en energía eléctrica y/o térmica. Esto es precisamente lo que han hecho los países más avanzados durante décadas y lo que queremos implementar en Chile con el proyecto WTE.
¿Cuál es el objetivo de WTE Araucanía?
—Transformar los residuos no reciclables en energía aprovechable, con estándares similares a los de las plantas europeas. Este proyecto ha pasado por cinco años de evaluación ambiental y se ha comprometido a cumplir la normativa europea en materia de emisiones atmosféricas.
De esta manera, WTE cumpliría con un estándar ambiental muy alto, superior incluso al que exige la normativa chilena, convirtiéndola en una instalación de vanguardia en términos de gestión de residuos y sostenibilidad.
Es importante señalar que mantener este proceso dentro de la Novena Región ayudaría a reducir los costos y el impacto ambiental asociados al transporte de residuos a otras comunas, como Los Ángeles. Además, el aprovechamiento de la energía generada permitiría reducir el uso de leña húmeda, principal fuente de contaminación en la región.
En países como Alemania, Austria, Suiza y Holanda, las plantas de valorización energética se ubican en los centros urbanos para minimizar el transporte de residuos y aprovechar mejor la energía térmica generada. Esto reduce costos, huella de carbono, ruido y tráfico, además de optimizar la calefacción en las ciudades mediante redes de calefacción distrital.
El alto estándar ambiental de estas plantas permite su instalación cerca de las ciudades sin generar impactos negativos significativos en la salud de la población. Esto demuestra que es una alternativa viable y beneficiosa para la región.
¿Qué opinas sobre las declaraciones de AMRA, donde se manifiestan en contra de WTE?
— Nos parece lamentable que no haya suficiente rigurosidad en el análisis del tema. Se oponen a esta solución, pero no proponen otra alternativa viable. Han mencionado el compostaje como opción, lo cual es positivo, pero solo permite aprovechar entre un 10% y un 20% de los residuos.
Incluso en los países desarrollados, donde se recicla y composta el 50% de los residuos, aún queda la otra mitad sin solución. ¿Vamos a seguir enviando esa fracción a Los Ángeles o, en el futuro, a distancias mayores? Esa no es una solución sostenible.
Es fundamental encontrar una estrategia efectiva para gestionar los residuos que no pueden ser reciclados ni compostados. En este sentido, la valorización energética se presenta como la mejor alternativa. La única otra opción sería la disposición final en vertederos, una solución poco recomendable y que, a nivel internacional, se busca evitar.
De hecho, tanto la legislación internacional como la normativa chilena establecen que los residuos que no pueden ser reducidos, reutilizados, reciclados ni compostados deben ser valorizados energéticamente. La normativa en Chile también lo respalda.
Por lo tanto, la postura de la AMRA carece de un análisis riguroso y de una respuesta realista y efectiva para abordar la crisis de la basura de manera responsable. Lo que proponen como alternativa simplemente no es una solución viable. Además, es importante transmitir esta información con claridad a la comunidad. Si bien han argumentado que este proyecto es altamente contaminante, los datos indican que opera dentro de los márgenes normativos establecidos. Es crucial que la ciudadanía tenga acceso a información precisa para comprender la verdadera dimensión del problema y las soluciones disponibles.